martes, 28 de mayo de 2013

Antes del estado, después del estado

       "Antes de la evolución del estado, en la mayoría de las sociedades grupales y aldeanas el ser humano medio disfrutaba de libertades económicas y políticas que hoy sólo goza una mayoría privilegiada.
       Los hombres decidían por su cuenta cuanto tiempo trabajarían en un día determinado, en qué trabajarían... o si trabajarían. A pesar de su subordinación a los hombres, las mujeres generalmente también organizaban sus tareas cotidianas y se fijaban un ritmo sobre una base individual.
       Existían pocas rutinas. La gente hacía lo que tenía que hacer, pero nadie les decía dónde ni cuándo. No había jefes ni capataces que se mantuvieran apartados, ni que controlaran el trabajo. Nadie les decía cuantos ciervos o conejos tenían que cazar ni cuantas batatas silvestres tenían que recoger.
       Un hombre podía decidir que el día era bueno para estirar el arco, para apilar hojas, para buscar plumas o para holgazanear por el campamento. Una mujer podía decidir que buscaría raíces, recogería leña, trenzaría una cesta o visitaría a su madre.
       Si se puede confiar en que las culturas de los pueblos grupales y aldeanos modernos revelan el pasado, las tareas se cumplieron de este modo durante decenas de miles de años. Además, la madera para el arco, las hojas para el techo, los pájaros que daban plumas, los leños de los gusanos y la fibra para la cesta estaban allí para que todos los cogieran. La tierra, el agua, los vegetales y los animales de caza eran propiedad comunal.
       Todo hombre y mujer tenía derecho a una porción igual de naturaleza. Ni las rentas ni los impuestos ni los tributos impedían que la gente hiciera lo que quería. Todo esto fue arrasado por la aparición del estado.
       Durante los últimos cinco o seis milenios, las nueve décimas partes de todas las personas que vivieron lo hicieron como campesinos o como miembros de alguna de las castas o clases serviles.
       Con la aparición del estado, los hombres comunes que intentaban utilizar la generosidad de la naturaleza tuvieron que conseguir el permiso de otro y pagarlo con impuestos, tributos o trabajo extra. Fueron despojados de las armas y de las técnicas de la guerra y la agresión organizada y éstas entregadas a soldados-especialistas y policías controlados por burócratas militares, religiosos y civiles.
       Por primera vez aparecieron sobre la tierra reyes, dictadores, sumos sacerdotes, emperadores, primeros ministros, presidentes, gobernadores, alcaldes, generales, almirantes, jefes de policía, jueces, abogados y carceleros, junto con mazmorras, cárceles, penitenciarías y campos de concentración.
       Bajo la tutela del estado, los seres humanos aprendieron por primera vez a hacer reverencias, a humillarse, a arrodillarse y a saludar humildemente.
       La aparición del estado significó, en muchos sentidos, el descenso del mundo de la libertad al de la esclavitud.       [...] "
       Marvin Harris (Profesor y Presidente del Departamento de Antropología de la Universidad de Columbia, EEUU).     "Caníbales y Reyes" (capítulo 7: El origen de los estados prístinos).

martes, 21 de mayo de 2013

Sin lucha, no hay victoria.

La lucha es necesaria desde el primer instante en que tienes vida: luchas por imponerte al resto de competidores, por ser tú quien fecunde el óvulo y no los demás, porque no quieres ser material de deshecho; luchas por sobrevivir, por mantenerte en esta carrera de fondo sin fondo, porque el organismo que te alberga salga adelante en las mejores condiciones posibles; luchas por respirar, por alimentarte, por estar limpio y confortable, con llantos, con gritos, con todas las armas a tu alcance; luchas por la atención y el cariño; luchas contra el sistema educativo, contra el sistema religioso, contra el sistema militar y policial; luchas contra el patrón explotador, contra el compañero traidor, contra el indiferente, contra el sistema laboral, contra el sistema judicial y legislativo que permiten y apoyan el resto de sistemas; luchas por tener algo, porque no te lo roben, por seguridad; luchas contra el sistema, por sistema, porque reconoces en el sistema a tu más encarnizado enemigo; luchas por tus amigos, por tu familia, por tus compañeros y camaradas; luchas por todas las personas de buena voluntad; luchas por los animales, las plantas, la salud de tu planeta; luchas por ideales, porque todo quede un poco mejor de lo que lo encontraste; luchas por saber más y mejor, porque el no saber te lleva a la derrota y la victoria es necesaria. Luchas por la lucha, porque sin lucha, no hay victoria. XNM XoseNel Monteserín.

martes, 14 de mayo de 2013